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martes, 4 de febrero de 2014

Sin Excusas se debe mejorar



Martino admitió en la sala de prensa que era muy difícil encontrarle explicación a lo sucedido. Alves, a quien al menos hay que agradecerle que saliera a dar la cara, echó la culpa al empedrado con tópicos poco convincentes y Mascherano, en Barça TV, se justificó en el desorden colectivo como consecuencia del impacto causado por el primer gol del Valencia. Excusas.

Ninguna explicación convincente entre quienes hablaron, y menos aún entre quienes se escondieron, incluidos todos los capitanes. Tampoco Messi, que esponsorizado habló el domingo, logró convencer a nadie. Mal asunto, porque la derrota del Barça puede ser de todo menos inexplicable. Y es que si ese batacazo fuese y siguiese siendo inexplicable sólo podría serlo por dos motivos. A cada cual, peor: porque da vergüenza explicarlo o porque nadie sabe qué le pasó al equipo. Que sería el colmo...

La realidad, en todo caso, sugiere que lo ocurrido el sábado no es sólo un accidente provocado por la desconexión múltiple, e insensatamente coordinada, de todo el equipo. Y es que si observamos como llegaba el Barça al partido contra el Valencia, la derrota ya no parece tan inexplicable. Empate contra el Atlético, empate contra el Levante, victoria sin brillo frente al Málaga y batacazo el sábado. Cinco puntos de doce posibles son un síntoma, una evidencia que ayuda a entender la situación.

El equipo, por lo que sea, no es consciente de que en esta época del año se juega un título en cada partido que juegue de la competición que juegue. Creer que por ser el Barça se puede ganar con la ley del mínimo esfuerzo, con la pasividad de quien está seguro de que la calidad siempre se impone al esfuerzo del rival, es un error gigantesco que se viene cometiendo desde el último año de Guardiola. Ya entonces, como ahora el Tata y antes de Martino, Tito, Pep hablaba de que el problema del Barça era que le costaba asimilar y reaccionar ante un gol del rival, y que eso ocurría porque antes, el equipo, pudiendo hacerlo, no mataba los partidos. No pisaba al adversario cuando se le podía pisar. Que el Barça, al trote, se empeñe en dar vida al rival de turno, y de paso a los competidores por el título, es empezar a jugarse la suya con muchas posibilidades de perderla en tan estúpido empeño.


Gracias a Dios que me ha dado tanto en la vida incluso un lector como tu!
Gracias a Dios que me ha dado tanto en la vida incluso una madre y un amor como tu Gaby!



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